Llevamos varios años hablando de transformación digital y comprobamos la amplia oferta del stack tecnológico existente, de la presión que existe en los negocios por ser digitales y agiles, de hacer que los negocios sean como Netflix, Amazon o Spotify y, sin embargo, la realidad es que los sistema core, aquellos sobre los que descansan los procesos fundamentales que constituyen la columna vertebral de las entidades financieras y aseguradoras están sobre tecnologías de hace 30-40 años.
En muchas organizaciones estos sistemas se consideran un lastre para mantener la ventaja competitiva o simplemente para poder sobrevivir en un complejo y competitivo entorno.
El panorama de entidades con sistemas desarrollados con lenguajes e infraestructuras ‘obsoletos pero que funcionan’ como defienden muchas personas en estas organizaciones es mucho más amplio en nuestro país del que podríamos esperar. Core bancarios y/o aseguradores en Cobol que funcionan en iSeries o Mainframes, es el denominador común en la industria.
Muchos de los denominados líderes digitales mantienen sus sistemas principales con legiones de programadores y metodologías de los años 80 y 90 del siglo pasado. ¿Es posible ser un player digital con ese legado? ¿Es esa herencia un lastre para ser una organización moderna y actual?
Sistemas legacy
La estrategia seguida por muchas organizaciones de modernizar sus sistemas legacy aplicando nuevos sistemas alrededor del core, con tecnologías actuales ha complicado enormemente la gestión del mapa de aplicaciones, disparando los costes e inversiones en tecnología y, generando cierta esquizofrenia organizativa al aplicar el modelo de dos velocidades, agile en los sistemas nuevos, waterfall en los tradicionales.
Para hacer un proceso de modernización de los sistemas tradicionales de cualquier organización, hay que tener presente el problema que se quiere resolver y realizar un análisis riguroso de los beneficios frente a los riesgos antes de tomar cualquier decisión.
Factores para la modernización de sistemas legacy
Hay seis factores principales para la modernización de aplicaciones. Se trata de los problemas, preocupaciones o impedimentos creados por la aplicación heredada como resultado de su tecnología, arquitectura o funcionalidad.
Tres de estos impulsores proceden de una perspectiva empresarial: adecuación al negocio, valor empresarial y agilidad. Si la aplicación heredada no satisface los nuevos requisitos impuestos por el negocio digital, es necesario modernizarla para que se adapte adecuadamente, y debe actualizarse para que proporcione un mayor valor empresarial. Las aplicaciones que carecen de la agilidad necesaria para seguir el ritmo de las demandas del negocio digital pueden suponer un coste o un riesgo.
Los otros tres criterios provienen de la perspectiva operacional, y tienen que ver con el coste, la complejidad y el riesgo. Si el coste total de propiedad es demasiado alto, la tecnología demasiado compleja o la seguridad, el cumplimiento normativo y/o regulatorio, el soporte o la escalabilidad se ven comprometidos, es el momento de modernizar.
Existen diversas opciones en función de la facilidad de implementación. Cuanto más fácil sea, menos riesgo e impacto, pero menos beneficios desde una perspectiva empresarial, menos valor y agilidad.
- Encapsular: Aprovechar y ampliar las características de la aplicación encapsulando sus datos y funciones, haciéndolos disponibles como servicios a través de una API
- Rehacer: Reimplantar el componente de la aplicación en otra infraestructura (física, virtual o en la nube) sin modificar su código, características o funciones
- Replataformear: Migrar a una nueva plataforma de ejecución, realizando cambios mínimos en el código, pero no en la estructura del mismo, las características o las funciones
- Refactorizar: Reestructurar y optimizar el código existente (aunque no su comportamiento externo) para eliminar la deuda técnica y mejorar los atributos no funcionales.
- Rearqueticturizar: Alterar materialmente el código para cambiarlo a una nueva arquitectura de aplicación y explotar nuevas y mejores capacidades
- Reconstruir: Rediseñar o reescribir el componente de la aplicación desde cero conservando su alcance y especificaciones.
- Reemplazar: Eliminar por completo el antiguo sistema y sustituirlo, teniendo en cuenta al mismo tiempo los nuevos requisitos y necesidades
Es recomendable que el enfoque de modernización de aplicaciones legacy tenga el mayor efecto y valor para la organización, mapeando las siete opciones de modernización en términos de su efecto sobre la tecnología, la arquitectura, la funcionalidad, el coste y el riesgo.
En última instancia, modernizar las aplicaciones significa elegir entre rearquitecturizar, reconstruir o sustituir. La rearquitecturización tiene costes y riesgos medios, mientras que la reconstrucción o la sustitución ofrecen los mejores resultados con costes y riesgos más elevados. La clave es sopesar todas las opciones para ayudar a identificar hasta qué punto cada una tendrá el efecto deseado, con el mínimo esfuerzo y el máximo impacto positivo.
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